viernes, 22 de junio de 2007

Honrar a nuestros héroes


Carlos Mosto:
"Quizás es la hora en que llegue a conocer la cara de mi hermano enemigo..."
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La última carta del soldado que quería ser médico y murió en Puerto Argentino
"Perdoname por el papel y el lápiz con que te escribo, pero ha sido lo mejor que he conseguido. Pero creo que no interesa en estos momentos. He recibido tus telegramas con alegría. Pero con tristeza a la vez, por no saber más nada sobre vos y tu familia."
Carlos Mosto tenía los ojos verdes y el pelo muy rubio. Flaco y alto, con sus 23 años acababa de terminar la "colimba", que había hecho con prórroga por estudios. Estudiaba medicina en la Universidad Nacional de La Plata. Marchó como voluntario: ocupó el lugar de otro.
El 1° de junio le escribió a su novia por última vez.
"El otro que vive conmigo en el pozo (psicólogo) se casa ahora cuando vuelva. Deseo poder reunirnos algún día los 4. Te cuento que ayer cayó la primera nevada. Y pude apreciarla desde el pozo. La cosa está cada vez más fría. Yo logré conseguir por mi cuenta una bufandita y un gorro para ir tirando, ¡ah! y otro calzoncillo largo de abrigo. No es cuestión de pasar frío. Te digo que esto llega al final. Los tipos están acá en la isla, a 10, 12 km de nosotros, y se preparan para el final. Nosotros también. Quizás es la hora en que llegue a conocer la cara de mi hermano enemigo. (...) Quiero decirte que nunca sentí, ni voy a sentir odio hacia el inglés. (...) También rezo por ese inglés que quizás algún día se encuentre frente a mí".
En la Escuela Normal de Gualeguaychú, donde estudió su secundaria, hay un aula que lleva su nombre. Y también nuestra escuela y una calle (que antes se llamaba "Estados Unidos").
"No sé cómo será mi regreso, pero te puedo asegurar que es algo con lo que sueño despierto todos los días. No sabés cuánto lo ansío. Y cuánto lo espero. Este es el mejor verbo que conjugo: esperar, y también el de rezar. (...) Ayer me llegó una encomienda que me mandaron los viejos vía Gabriel con el Evangelio. Ahora me siento mucho más acompañado. Espero que cuando recibas esta carta, todo haya terminado. Para bien, por supuesto. Te mando un beso grandote. No me olvido de vos (...) Quiero que sepas que el 19 de junio, en tu cumpleaños, vas a estar más que nunca dentro mío. Y le pediré a Dios que pases un hermoso día. Imaginate el mejor regalo que pueda entregarte, y es tuyo. Después, me lo mandás a decir.
Carlos. P.D. ¿No te gustaría vivir en un pozo? Porque creo que después de esto, me hago uno en el patio de casa. Chau!
Carlos Mosto murió el 11 de junio en las afueras de Puerto Argentino.

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